El mundo es un gran libro
abierto, inmerso de un sinfín de maravillas. Al observar nuestro alrededor la
diversidad está a flor de piel, diversas formas, colores y tamaños… La belleza
en su máximo esplendor.
La estética, es un encuentro
con el mundo, momentos íntimos donde la mente se deja llevar por las diferentes
sensaciones. Es una experiencia única, por la cual, las emociones brotan y son
la llave para admirar la magia y encanto de nuestro entorno. Muy pocos tienen
la oportunidad y fortuna de explorar a profundidad la perfección de cada
objeto, lugar y vida. La estética brinda el mayor placer a un ser humano,
hechiza y da el poder de percibir, de imaginar, de crear y de admirar.
Los colores son tan
especiales, le dan sentido, sabor, alegría a la vida. La estética es la
principal herramienta para disfrutar cada rincón del planeta, cada cosa, cada
detalle.
La comunicación, por su parte,
es aquella que permite expresar lo que observamos, lo que sentimos, lo que
percibimos… le da el poder a la estética de manifestar esa montaña rusa de
emociones y sensaciones, da el poder de que las demás personas puedan disfrutar
del entorno.
Cabe resaltar que la
comunicación requiere de un emisor, un receptor, un canal, un mensaje y un
código para ser efectivo.
La comunicación y la estética
son esenciales y se entrelazan totalmente.
“El
arte lava del alma el polvo de la vida cotidiana.”
Pablo
Picasso
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