28 de octubre: Me estoy preparando para darle un
último adiós a mi compañero de vida. No me lo creo, pienso que esto es una
pesadilla de la que no puedo despertar. No he dejado de llorar, ¡me siento tan
exhausta! No tengo fuerzas para vestirme, para dormir, para comer. Me siento
vacía.
El color negro tiene diversos significados en
diferentes culturas, en las que el color negro para algunas culturas representa
la vida y el renacer, mientras que en otras se representan como misterio y
muerte. En mi cultura, este tipo de ocasiones da para vestimos de negro, como
un símbolo de pérdida, como un fiel testimonio de la visita de la muerte a
nuestros hogares.
fuente: Diario del cauca
Al estar lista, recorrí mi habitación y la de mi
esposo, deslicé mis dedos en las cobijas y nuevamente los recuerdos invadían mi
cabeza, en el que sentía las manos de él detallando cada centímetro de mi
cuerpo, los besos apasionados y las suaves caricias. Recordé cuando hacíamos el
amor, cuando Jaime al oído me decía: “¡Eres tan hermosa!, te amo como a nadie”.
Camine hacia las cortinas de la habitación, las observe y no podía evitar
evocar mis gratos momentos. Me hizo muy feliz.
Salí de mi habitación en camino al entierro de mi
amado. Mis hijos y familiares me acompañaban, pero el sentimiento de soledad
empezó a invadir mi ser.
Lo vi, allí estaba, con un traje de paño, pero con un
rostro tan diferente… No podía creer que era él, mi amante y mi amor. Su cuerpo
tan frio como la nieve, pero tan pálido, sus cachetes algo inflamados, sus
ojitos cerrados… transmitían paz, pero al tiempo intranquilidad. No tuve coraje
para hablarle, simplemente observaba, observaba y observaba.
Finalmente presencié el fin de una historia llena de
aventuras, tristezas, peleas, pero principalmente amor, vi como el ataúd se
llevaba gran parte de mi corazón con él, ese cuerpo vacío se llevaba otra parte
de mi ser. Cada segundo que pasaba sentía que mi alma era arrancada.
07 de diciembre: Seis años después puedo afirmar que ese hombre me
hizo tan feliz, estoy muy agradecida con el destino por habérmelo puesto en mi
camino. Un hombre que marcó, marca y marcará para siempre mi vida. Esta noche
veo la luna y sus cómplices las estrellas, las cuales pienso que entre todos
esos maravillosos diamantes se encuentra él, mi esposo y mi gran amor. Sé que
algún día estaré en los brazos de mi amado eternamente, porque como dijo el
padre que nos casó: “Hasta que la muerte los separe”.
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